5/10/07

El Che fracasó como guerrillero

Por Ernesto F. Betancourt
Diario Las Américas- Octubre de 2007- Mucha gente amiga se altera cuando ven las camisetas con el retrato del Che. Yo he decidido poner énfasis en la realidad y no en el mito que ese retrato representa. Los que vivimos esa etapa de la historia cubana sabemos que el Ché era un sádico que disfrutaba dando un tiro en la sién a los condenados a muerte en la Sierra Maestra. Igualmente sabemos que el mito del guerrillero heroico se basa en una falsedad. La realidad es que el Ché fracasó como guerrillero en Cuba, en Africa y en Bolivia.
En unos artículos, con motivo del cuarenta aniversario de la muerte del Ché el 8 de octubre de 1967, la revista brasileña VEJA revela algunas viñetas muy relevantes al respecto. El Comandante Hubert Matos, un guerrillero exitoso que sufrió veinte años de cárcel por oponerse al comunismo, es entrevistado. Matos revela que, en la Sierra, el Ché era uno de los oficiales con más fracasos. Pero Fidel no permitía que nadie le planteara esa realidad. Fidel ya había tomado la decisión de darle toda clase de oportunidades al Che. Pregúntense, si no, por qué Fidel puso al Che al mando de la columna que iba al centro de la Isla, junto con la de Camilo Cienfuegos.
En Africa, el Che también fracasó. Allí pretendió convertirse en líder de las diversas tribus que promovían un futuro marxista para ese continente. En esa época, ya tenía el ego tan inflado que no concebía que aquellos líderes marxistas africanos se negaran a aceptar su liderazgo. Como relata Carlos Moore en su libro, Castro, the Blacks and Africa, su arrogancia racial se reflejó en su diario, al punto de que Fidel ha optado por no publicarlo. Esa actitud del Che se comenta ampliamente en el Apéndice 3 de ese libro bajo el título, “Conflictos culturales del Che Guevara en Africa”.
Después de ese fracaso es que Fidel lo despacha a Bolivia. Los soviéticos estaban hartos de las fantochadas del Che y le habían planteado a Fidel que o se deshacía de él o le cortaban el suministro de petróleo. Para darle más fuerza al aviso, llegaron a suspender algunos embarques ya comprometidos. La suerte del Che estaba decidida.
Eso se confirma en los relatos de la estancia del Che en Bolivia. Si vamos al libro de Benigno, Memorias de un Soldado Cubano, uno de los pocos sobrevivientes de esa aventura, descubrimos que Fidel envió al Che a Bolivia en contra de la opinión de Mario Monje, Secretario del Partido Comunista de ese país. Benigno reporta en su relato que, al llegar, no encontraron ninguno de los elementos de logística que Monje se había comprometido a suministrarles. Monje recibió una invitación, en esa oportunidad, de un partido tan independiente de los soviéticos como el de Bulgaria, para ir a una reunión allí. Monje partió para Europa y regresó un mes después de llegado el Che a Bolivia.
De acuerdo con el relato de Benigno, cuando el Che por fin se reúne con Monje, éste le planteo que quería el mando político-militar de la aventura, a lo que el Che le contestó “que el mando político sí lo podían compartir, pero que el mando militar sería única y exclusivamente suyo durante el tiempo que él estuviera en Bolivia.” Monje le informó que ni él, ni el Partido, respaldarían su aventura. Eso selló la suerte de la aventura boliviana. Siendo argentino, el Che no tenía el más remoto chance de ser líder de un movimiento guerrillero en Bolivia.
Fidel es un maestro de la estrategia revolucionaria. El, sabía que eso no podía funcionar. Un argentino, de origen español, no podía encarnar las aspiraciones de los indígenas quéchuas y aymarás bolivianos. El Che estaba condenado al fracaso. Por eso fracasó también en Africa. Un blanco no podía encarnar las aspiraciones de las tribus africanas, marxistas o no. Pero Fidel lo que quería era deshacerse del Che, no que tuviera éxito. Después de muerto, lo glorificó.