4/10/07

Ernesto Guevara: Anatomía de un Mito

por Pedro Corzo
Capítulo 4º del Libro "Cuba: Perfiles del Poder"

"Debería haber habido unos cuantos fusilamientos al comienzo pero es otra cosa.".
Ernesto Guevara.

Hay seres antológicos, individuos que independientemente a sentimientos e ideologías se les debe atribuir un peso específico en los acontecimientos de su época y sin dudas Ernesto Guevara de la Serna, es uno de ellos, aunque en honor a la verdad el lugar que le conceden no está relacionado con sus éxitos sino con sus fracasos, incluyendo la inútil muerte que sufrió. Pero las características de excepcionalidad, en vida o muerte, no deben ser fundamento para generar imágenes públicas que no se correspondan con la realidad. Alrededor de la figura y actos de Guevara se ha construido un mito en el que los intereses económicos y políticos se han asociado criminalmente. Han montado una "imagen" de éxito, tolerancia y pacifismo, opuesta a la verdad histórica. El hombre fue un completo fracaso, su intolerancia lo impulsaba al crimen y su pacifismo le llevó a hacer la guerra en varios lugares del mundo. Guevara fue una figura que sintetizó todo lo opuesto a lo que la mayoría de las organizaciones, no gubernamentales y sectores políticos, dicen defender. Sin ninguna duda está muy lejos de haber representado los valores de libertad y respeto a la dignidad humana que promueve la sociedad occidental. Durante su estancia en Guatemala expresó en muchos de sus escritos y diario de vida, que uno de los problemas que confrontaba el gobierno de Jacobo Arbenz era el no haber sido más duro con sus enemigos y entre esos enemigos le atribuía un rol destacado a la Iglesia católica y a la prensa, calificando a ambas como “reaccionarias". Advirtió que futuros procesos revolucionarios de carácter socialista debían prestar una especial atención a estas expresiones de la sociedad civil, porque eran problemáticas. El hombre que supuestamente había combatido a la contrarrevolución guatemalteca escribe a su madre: "Yo ya estoy apuntado para hacer servicio de socorro médico de urgencia y me apunté en las brigadas juveniles para recibir instrucción militar"1. A los 27 años de edad, Guevara no ha decidido que hará con su vida, y escribe desde México,"El paso siguiente puede ser EE.UU. (muy difícil), Venezuela (factible) o Cuba (probable).Pero mi meta irrenunciable sigue siendo París y llegaré aunque sea nadando todo el Atlántico.”2 Como es conocido de Guatemala viajó a México pero no en condición de asilado, porque aunque estuvo varios días refugiados en la embajada argentina cuando abandonó la sede diplomática de su país permaneció por varios días mas en el país centroamericano haciendo turismo con su compañera Hilda Gadea. Desde la capital mexicana le escribió a su amiga Tita Infante: "Los periódicos de Las Américas publicaban mentiras. Ante todo, no hubo asesinato ni nada que se le parezca. Debería haber habido unos cuantos fusilamientos al comienzo pero es otra cosa. Si se hubieran producido esos fusilamientos, el gobierno hubiera conservado la posibilidad de devolver el golpe."3. Agregamos que varias de las cartas de Guevara de la época estaban firmadas con el seudónimo Stalin. Todo parece indicar que el valor personal de Ernesto Guevara era cíclico, Enrique Ros, en su libro Ernesto Guevara, Mito y Realidad reproduce parcialmente el acta que firmó el "Ché" cuando fue arrestado en 1956 por la policía mexicana: reconoció que era del Movimiento 26 de Julio, que tenía ideas marxistas y que Castro intentaba derrocar al gobierno de Batista, agregó que "el señor Castro Ruz le pidió a favor que tomara el arrendamiento el Rancho Santa Rosa para lo cual le facilitó el dinero"4.
Fusilar, matar, es una pasión que pondría en práctica en Cuba. El 22 de enero de 1957, después del encuentro de "Llanos del Infierno", escribe en su diario de campaña, sin ningún tipo de conmiseración por el hombre que había acabado de matar:

“Tiré a rumbo la primera vez y fallé, el segundo disparo dio de lleno en el pecho del hombre que cayó dejando su fusil clavado en la tierra por la bayoneta. Cubierto por el guajiro Crespo, llegué a la casa donde pude observar el cadáver y le quité sus balas, su fusil y algunas otras pertenencias. El hombre había recibido un balazo en medio del pecho que debió haber partido el corazón y su muerte fue instantánea; ya presentaba los primeros síntomas de la rigidez cadavérica debido quizás al cansancio de la última jornada que había rendido"5.
Por lo que se ha escrito y dicho sobre Guevara, se podría concluir que era "el no más allá" de las virtudes y capacidades, por supuesto, después de Fidel Castro. Hace varios años fue estrenado un absurdo film cinematográfico en el que el gobernante cubano era una especie de peón en el juego del Gran Maestro argentino. El film plantea que el triunfo de la insurrección contra la dictadura de Fulgencio Batista fue producto de la capacidad de dirección y acción del "Ché". Esta mentira, al igual que otras propagadas por sectores interesados, han hecho posible la creación de un mito, que como otros, esta estructurado en la ignorancia y en el interés. Es un disparate atribuirle a Guevara dotes que la más superficial de las investigaciones desmiente. Ernesto Guevara era un individuo audaz, disciplinado e inteligente pero le faltaba la plasticidad y creatividad de un verdadero conductor. A esto se suma un carácter cruel, despótico e irreverente y una total intolerancia hacia aquellos que fueran adversarios de sus postulados. No tenía, su primer fracaso en el Congo lo indica y el desastre que protagonizó en Bolivia lo confirma, capacidad para el primer mando, fue sin duda alguna para la subversión totalitaria un excelente teniente, pero nunca un hábil capitán.
Sin embargo, no hay dudas de que fue uno de los principales colaboradores de Fidel Castro y que tal vez el que más influyó, junto a Raúl Castro, en el derrotero final de la insurrección triunfante. Sus ideas políticas eran claramente marxistas, aunque no está confirmado que hubiese estado asociado a algún partido comunista. En un discurso, a menos de un mes del triunfo insurreccional, manifestó que había que construir una "Democracia Armada", frase de Lenin, y exhortó antes que Fidel Castro a una revolución continental: "Esta revolución no está limitada a la nación cubana; sea éste el primer paso hacia la victoria de América". Una de las supuestas heroicidades de Ernesto Guevara fue la captura del llamado tren blindado en la ciudad de Santa Clara, pero según afirma Lucas Morán Arce6 la ocupación del tren no revistió ningún heroísmo porque los soldados fueron abandonados por su jefe, el coronel Florentino Rosel Leyva y los rebeldes de Guevara, aparte de tirotear el transporte, lo que hicieron fue levantar las vías férreas quedando los defensores del tren indefensos. Las características del tren, una de las mayores gestas bélicas atribuidas a Guevara, son reseñadas por el coronel Ramón Barquín en su libro "Las Luchas Guerrilleras en Cuba". Refiere el autor que el transporte estaba compuesto de 17 vagones y dos locomotoras, que la misión de los soldados era de combate y de servicio y que entre sus responsabilidades estaba reparar los puentes, restablecer comunicaciones y limpiar de rebeldes las vías férreas. Sobre la moral de combate de las tropas es muy explícito: "Al salir de La Habana la compañía de Infantería informó de 21 ausentes y 27 desertores y el 25 de diciembre, ya en Santa Clara, otros 50 soldados estaban ausentes o habían desertado; incluyendo el oficial superior del tren blindado, que aparentemente escapó para no ser apresado, porque se había descubierto que estaba involucrado en una operación militar contra el régimen de Batista."7 La principal ventaja de Guevara era que sabía lo que quería, en un universo de dirigentes sin preparación política y que como colofón se encontraban sometidos a la seducción carismática de un líder oportunista, que asumía la ideología que le posibilitara un poder absoluto y de por vida. Guevara estaba identificado con el marxismo. Fue el primer dirigente de la Revolución, 1960, que planteó la posibilidad de que el proceso asumiese como propias las ideas de Carlos Marx y el primero también en abogar por las más estrechas relaciones con los países del campo socialista. Su relación con el movimiento comunista cubano en el proceso insurreccional está bien demostrada en la labor de varios investigadores. El ya mencionado Morán Arce, refiere que después de que Ernesto Guevara estableció el foco guerrillero del "Hombrito" sostuvo contactos, en su opinión con la anuencia de Fidel Castro, con los cuadros del Partido Socialista Popular de las ciudades de Palma Soriano, Bayamo y Manzanillo. Agrega que cuando el comandante guerrillero pasó por la provincia de Camagüey, no estableció contactos con los militantes del Movimiento 26 de Julio pero sí con los dirigentes comunistas de la región, y que cuando arribó a la región montañosa del Escambray, Las Villas, confió a los comunistas las tareas de mayor responsabilidad y rechazó groseramente las críticas que Enrique Olstuski y Joaquín Torres, los dos delegados del Movimiento 26 de Julio que le visitaron en las montañas, le hicieron por sus relaciones con los marxistas del patio. Guevara fue el artífice del primer convenio comercial entre Cuba y La Unión Soviética. Este acuerdo comprometía al Kremlin a comprar un millón de toneladas de azúcar a La Habana y Cuba aceptaba asociarse a la política de "coexistencia pacífica" de Moscú. Este capítulo se puede considerar el principio del fin de la independencia política del proceso revolucionario cubano, y aunque años más tarde en cierta medida cuestionaría la supuesta solidaridad soviética y criticase las estrechas relaciones entre los dos países, fue al principio del proceso el principal impulsor de una asociación que resultó nefasta tanto para Cuba, como para la Unión Soviética. Ernesto Guevara desde su elevada posición de comandante de la Revolución y desde los diversos cargos que ocupó en sus casi siete años de poder político en Cuba (ejecutivo del Instituto Nacional de Reforma Agraria, presidente del Banco Nacional de Cuba, directivo de la Junta Central de Planificación, Ministro de Industria y otras importantes funciones), fue uno de los personajes claves en la caída de la economía de la isla hacia el estatismo a un ritmo, que según especialistas, no tuvo paralelo en los primeros años de la revolución soviética o en la China de Mao. Entre el 6 de agosto al 25 de octubre de 1960 ordenó la estatización de todas las empresas estadounidenses que operaban en Cuba, que tenían un capital aproximado de mil quinientos millones de dólares y estatizó 382 compañías que operaban con capital cubano. Tan rápido fue el proceso que el marxista René Dumont lo criticó porque consideraba que esas medidas eran peligrosas para la economía, afirmó que un ritmo tan vertiginoso de expropiación y control de los medios de producción no tenía antecedentes, agregando que en la Isla se había realizado en un año lo que Mao Tsé Tung había hecho en siete en China. La gerencia de la economía cubana por parte de Guevara resultó un fracaso. La producción cayó vertiginosamente y la productividad disminuyó a niveles sin precedentes. La irreverencia, por calificarlo de alguna manera de este personaje, llegó al extremo de firmar con su sobrenombre "Ché" los billetes que se emitieron en la isla durante su presidencia del Banco Nacional. En el país, por su decisión, desparecieron los controles económicos y la calidad de los servicios se derrumbó. El llamado estímulo moral al trabajador, no motivó un mejor desempeño laboral, sino que generó una indisciplina de trabajo que se ha acentuado con los años. El trabajo voluntario en el plano económico resultó un derroche, quizás una práctica política oportuna y conveniente para instaurar el totalitarismo y vencer la resistencia del ciudadano, pero en lo que a logros económicos respecta fue un fiasco. El control de la economía por parte de administradores públicos fue una catástrofe, repitiéndose lo que había ocurrido en otros países donde se había instaurado el sistema. Ernesto Guevara también se equivocó en la gestación del llamado "hombre nuevo". Su intento por transformar la conciencia del individuo y su conducta, se aprecia a plenitud en esa gran cantidad de hombres y mujeres jóvenes que salen al exterior en procura de una vida diferente. En esa corriente migratoria se destacan hijos de muchos de los dirigentes de la Revolución que creen en la libertad, en la economía independiente y en el derecho a elegir el tipo de vida que les plazca. Personas que, entre otras cosas, rechazan el modelo económico y político vigente en Cuba y que promovió Guevara en su momento. Sin embargo es de creer que si Guevara estuviese vivo sería uno de los disidentes más renuentes en lo que denominamos en el presente Castrismo, no porque estuviera a favor de más libertades sino porque el gobierno de La Habana para sobrevivir ha abandonado en cierta medida la ortodoxia guevarista. Ya en la década del 60, cuando apreció que la Revolución dejaba el lirismo guerrillero y la improvisación era sustituida por sistemas y métodos, que aunque demostraron ser ineficientes impedían el voluntarismo en la gestión económica y política, mostró públicamente su disgusto.
El desaparecido guerrillero sintetiza todo lo opuesto a los valores que denominamos cristianos porque en julio de 1960, durante un congreso de juventudes latinoamericanas que se celebró en Cuba, manifestó: "La moderación es otra de las palabras que les gusta usar a los agentes de la colonia, son moderados, todos los que tienen miedo o todos los que piensan traicionar de alguna forma. El pueblo no es de ninguna manera moderado" a esta crítica al consenso, al entendimiento de partes en disputa agregó, "Nosotros, los miembros de la Revolución cubana, que somos el pueblo entero de Cuba, llamamos amigos a nuestros amigos y enemigos a nuestros enemigos, y no admitimos términos medios: o se es amigo, o se es enemigo....Y ese pueblo que hoy está ante ustedes, les dice que, aún cuando debiera desaparecer de la faz de la tierra porque se desatara a causa de él, una contienda atómica, y fuera su primer blanco; aun cuando desapareciera total mente esta Isla y sus habitantes, se consideraría completamente feliz, y completamente logrado, si cada uno de ustedes al llegar a sus tierras es capaz de decir: Aquí estamos. La palabra nos viene húmeda de los bosques cubanos. Hemos subido a la Sierra Maestra, y hemos conocido a la aurora, y tenemos nuestra mente y nuestras manos llenas de la semilla de la aurora, y estamos dispuestos a sembrarla en esta tierra y a defenderla para que fructifique." Este discurso dirigido a más de 900 estudiantes latinoamericanos es un verdadero canto a la muerte y la destrucción y fue como una especie de bienvenida a la promesa del premier soviético Nikita Jruschov, de que su país defendería a la Revolución Cubana a como diese lugar. Según numerosos investigadores, Guevara junto a Raúl Castro, negoció las primeras compras de armas en la URSS y también participó en los acuerdos que terminaron con el establecimiento de armas nucleares en Cuba.
Es paradójico que quien representa para algunos la independencia de criterios y la defensa de la Paz, se enfureció hasta el delirio por la retirada de territorio cubano de los misiles soviéticos con capacidad nuclear y como represalia ordenó suspender las comunicaciones de su comando, era, a la sazón, jefe de del ejercito en Pinar del Río con la base soviética vecina. Semanas después Sam Russell, corresponsal del periódico socialista británico Daily Worker, entrevistó a Guevara quien le dijo,"que de Cuba haber controlado los misiles, los habría disparado".8

Ernesto Guevara demostró ser un ferviente defensor de la violencia como instrumento para acceder al poder, aunque tampoco cosechó triunfos con su aplicación, porque su extremismo y rigidez de pensamiento le impedían aprender de los errores y rectificar en los empeños. Le faltaba el sentido de la oportunidad que ha caracterizado siempre a su mentor, Fidel Castro. Uno de sus compañeros en la ”lucha internacionalista", Dariel "Benigno" Alarcón9 con sus testimonios ayuda a desmitificar las historias que se han tejido alrededor de Guevara. "Dariel", un sobreviviente de la guerrilla guevarista en el Congo y Bolivia, cuestiona muy seriamente la habilidad militar de Ernesto Guevara. Acusa al "Che" de centralizar el mando y negarse a escuchar las recomendaciones de otros oficiales de guerrilla que también tenían experiencias, apunta que Guevara no supo aprovechar los conocimientos de hombres que habían alcanzado el grado de comandantes del Ejército Rebelde, entre ellos Gustavo Machín, Juan Vitalio Acuña y Pinares, en su opinión el "Che" los consideraba a todos como si fueran reclutas, porque ninguno de los hombres que llevaban años en la lucha armada podían tomar decisiones ni para designar una posta. El antiguo comandante del Ejército Rebelde e historiador José Duarte Oropesa10 considera que Guevara fue víctima de un espejismo revolucionario que se originó en el triunfo del proceso insurreccional contra el régimen de Fulgencio Batista. Afirma que las circunstancias que se dieron en Cuba con una fuerte organización civil proveedora de recursos, hombres y armamentos, no existió nunca en Bolivia y que eso en buena medida repercutió en el fracaso del guerrillero. El insignificante papel que cumplió en la Guatemala de Jacobo Arbenz, la sobredimensionada invasión a Occidente y la toma de Santa Clara, incluyendo la ocupación del tren blindado, forman parte de la fantasiosa épica guerrillera que ha caracterizado a la insurrección cubana, otro mito sólo comparable al que adorna a Ernesto Guevara, que a los mas de cuarenta años de su muerte es más referencia comercial y mediática, que referente ideológico o político.
1“ Ernesto Guevara, también conocido como El Ché” Paco Ignacio Taibo II pp.-73-Planeta. México.1997
2 Idem
3 “Ché”, Jon Lee Anderson. pp 158
4 Enrique Ros, Ernesto Che Guevara, Mito y Realidad .pp. 114.Ediciones Universal Miami. 2002.
5 “Diario de Campaña”, Ernesto Che Guevara
6 “La Revolución Cubana, una versión rebelde”, Lucas Moran Arce.
7 “Las Luchas Guerrilleras en Cuba”, Ramón Barquín. Editorial Playor. Madrid. 1975
8 “Ché”, Jon Lee Anderson. Op. Cit. Pp 480
9 Testimonio prestado para el documental "Guevara, Anatomía de un Mito"10 José Duarte Oropesa, “Historiología Cubana” Tomo V
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