2/10/07

Muere Guevara abandonado por Castro

Por Enrique Ros

LiberPress- Diario Las Américas- Octubre 2007- Consolidado el triunfo de la Revolución, manchadas de sangre las manos de quien, junto a Camilo, todos consideraban la tercera figura de la cúpula gobernante, el conflictivo, pero hábil e inteligente argentino, comenzaba a ser un estorbo en los planes de mando unipersonal del mandatario cubano. Era necesario alejarlo de Cuba. Del poder.
El 12 de junio lo han enviado, presidiendo una Misión Comercial, a la República Árabe Unida. Sigue a Damasco y al Canal de Suez. Las notas en la prensa oficial sobre este improvisado viaje ponen en ridículo a quien preside una “Misión Comercial”: “Ayer visitó las pirámides y el museo egipcio” (“Revolución”, junio 17). “El sábado visitará Alejandría y el domingo el área del Canal de Suez”. Castro convertía al austero guerrillero en un indolente turista.
Su extenso itinerario –India, Japón, Jakarta, Ceilán, Pakistán, Sudán, Marruecos- se prolonga por tres meses. En su ausencia se ha constituido el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) cuya presidencia Guevara había ambicionado, pero la ocupa Fidel Castro. Golpe bajo del dictador cubano. El primero. Pronto recibirá otro. A su regreso, separado de La Cabaña, sin tropas a su mando, lo designan presidente del Banco Nacional. Después, Ministro de Industrias. Para entretenerse funda la revista Verde Olivo y escribe para ella. Ya, antes, lo hacía para “Revolución”. Poco a poco va desapareciendo de la prensa la imagen de Guevara.
En 1961 no es factor en la invasión de Playa Girón. No lo será en 1962 en las conversaciones que pusieron fin, ignominiosamente para Castro, a la Crisis de los Cohetes, pero que acentuarán en Guevara sus diferencias con la línea moscovita. Castro, distanciado brevemente de Nikita Kruschev, volverá en 1963 al redil soviético. El pro-chino guerrillero argentino, rumiando su rencor anti-soviético, se prepara para participar en la conferencia de naciones afro-asiáticas que se celebrará en Argel. Será su definitiva caída del favor oficial.
En diciembre está en Argelia y Malí el “Mao de América Latina” como empiezan a llamarlo en aquel continente. En enero llegará al Congo Brazaville, a Guinea y Ghana. La prensa cubana, que en los dos años anteriores lo ignoraba, ha comenzado a destacar su viaje en la primera plana de “Revolución”. Tiene programado visitar Tanzania y la República Árabe Unida. Pero hubo un cambio repentino. Algo inesperado, no programado, ocurre. Será a Cantón a donde llega el Ministro de Industrias y se entrevista con Mao Tse-Tung. Decisión repentina, inconsulta. Error de apreciación que habrá de costarle caro al “condotiero” argentino. La prensa cubana no mencionará su viaje a China.
El 27 de febrero habla Guevara en la Conferencia de países afro-asiáticos afirmando que los países socialistas desarrollados tenían la obligación de asistir a las naciones socialistas en desarrollo o, de lo contrario, se convertirían en cómplices de la explotación imperialista. Un ataque frontal, en un escenario internacional, a la Unión Soviética que es la que económicamente sostenía al régimen cubano. Para Castro, Guevara se convierte en un cadáver político. Un cuerpo hediondo del que hay que salir.
El incontrolable argentino regresa a la isla cuando se han estado entrenando dos batallones –comandados por Víctor Dreke y José María Martínez Tamayo- compuestos enteramente de negros que partirán para el Congo. Ve Castro una oportunidad de deshacerse de quien se ha convertido en un verdadero estorbo. El blanco Guevara es designado jefe de aquella expedición. Llegará a tierra congolesa y comenzará a sufrir derrotas tras derrotas en Force Bendela, en Pania, en Fizi Baraka, en Lumonja. Culpará de sus derrotas el altanero Guevara a los negros congoleses “que huyen en pleno combate”.
Pide a La Habana el 5 de octubre envío de mecánicos y material. No le responden. El 9 de noviembre solicita ayuda para defender la base. No recibe respuesta. Castro, que recuerda sus imprudentes palabras en la Conferencia de Argel, quiere deshacerse del poco confiable argentino. La expedición al Congo, lo admite el propio Ernesto Guevara, “es la historia de un fracaso” (“Pasajes de la Guerra Revolucionaria: Congo), derrotado –y abandonado por Castro- regresa, silencioso, a Cuba. Una isla muy pequeña para dos egos tan grandes. Sobre su presencia, sus acciones y descalabros militares en la nación centroafricana nada se conoció ni en Cuba ni en el exterior.
Partirá, también en secreto, hacia Bolivia. Ha perdido la confianza de Castro. También de la Unión Soviética.
Con falsos pasaportes llegan los 17 integrantes cubanos de la guerrilla. Los asistirá Renán Montero (Moleón), alto oficial de Fuerzas Especiales quien, junto a la joven Loyola Guzmán, ha creado y tiene el control de la red clandestina. En marzo, por imprudencia de Eliseo Reyes (Rolando) se produce, prematuramente, la primera acción al atacar a una patrulla del ejército. Se conoce, ya, la presencia de la guerrilla. ¿Decisión de Castro?. Retirar, abruptamente a Renán dejando a Guevara, arrestada Loyola Guzmán, totalmente aislado, sin contactos internos. El dictador cubano ha abandonado, otra vez, al asmático Ernesto Guevara.
Volverá a hacerlo, ya definitivamente, cuatro meses después, en agosto, al comenzar, en La Habana, las reuniones de las Organizaciones Latinoamericanas de Solidaridad (OLAS) donde los más connotados dirigentes de la extrema izquierda pronuncian inacabables discursos expresando “solidaridad con los que luchan contra el imperialismo”. Sin, siquiera ser informados que Guevara, abandonado por el campesinado y el proletariado boliviano, y por el omnipotente Castro, marcha hacia la muerte, sin rumbo y sin ayuda, por las montañas de aquella región.
Muerto en La Higuera, Ernesto Guevara, abandonado por Castro y por miembros de su propia guerrilla, comenzará a tejerse por aquéllos que antes le dieron la espalda, el mito del “Che Guevara”, que estamos todos obligados a destruir.